¿NOS VEMOS EN LAS REDES?
A escasos días para muchos de empezar las vacaciones de Navidad, quiero enseñaros una postboda que a mí ha maravillado. Es la de Ana y Pablo, que decidieron hacer su sesión de postboda en un lugar con un encanto muy especial: A Coruña.
La verdad es cuando conoces a Ana y Pablo descubres a una pareja valiente, sólida. Son de esas personas que caminan descalzos sin miedo a resfriarse porque mientras estén juntos, sienten que no les puede pasar nada malo. Ana es de Guadalajara y Pablo de A Coruña, viven en Madrid y llevan gran parte del tiempo que llevan juntos, viajando por el mundo. Y es que se sienten a salvo a cientos de kilómetros de sus casas porque su casa está donde puedan hacer juntos fuego en la almohada y no se asustan al descubrirse parte del otro.
Son curiosos los momentos que ciertas personas eligen para entrar en tu vida. Pablo decidió entrar en la vida de Ana cuando ella bailaba en una discoteca. Hace ya tiempo, tres años exactamente, bailaba distraída cuando un chico se acercó. Se presentaron. Pero lo importante no es sólo que Pablo se acercase, es que Ana también le dejó entrar y sin saberlo empezaron a bailar su vida en común. Ana y Pablo no andaban buscándose, cada uno iba a celebrar su vida y ahí andaban de fiesta, los dos en el mismo garito y en la misma noche, ajenos él uno del otro. Luego vino la primera cita y, vale, quizá, Ana pensó que Pablo era muermo, pero Pablo ya sabía que estaba en las nubes y que no iba a poder evitar pensar en ella un montón de veces. Ana tardó poco, muy poco, en cambiar de parecer.
A los dos meses ya estaban JUNTOS, así en mayúsculas y en voz alta. Y ahí decidió Pablo que Ana tenía que ir a A Coruña a conocer a su abuela, su tía, sus padres, su ciudad… Su primer viaje juntos, el primero de tantos. Pablo quería que Ana fuese a su casa, cuanto antes mejor. Sabía que ella era la mujer de su vida. Sé, lo sé, que es pronto para decir esto, pero cuando se siente así, el amor no se mide en tiempo.
Viajaron en abril, mes de lluvias, pero Galicia nunca defrauda y ese fin de semana hizo un sol de justicia. Pablo le enseñó a Ana toda su Ciudad de Cristal, toda su Coruña: el puerto, la plaza de María Pita, el monte de San Pedro, conocido por los dos enormes cañones que defendían la ciudad de los ataques ingleses, o eso cuentan. También le enseñó el carácter gallego y la generosidad de su gente, dispuesta a invitar al forastero y al foráneo a una taza de Ribeiro y a una tapiña de pulpo o de hacer una sesión de fotos a conciencia a cualquiera que se lo pida en cualquier momento y lugar de la ciudad.
Sin embargo, Ana no entiende (incluso se enfadó) -y yo sinceramente casi entiendo el disgusto de ella- que Pablo en este primer viaje no le llevase a ver los Menhires en la famosa torre de Hércules de A Coruña, en el extremo noroeste de la ciudad, allí existe un imponente parque escultórico de arte contemporáneo al aire libre. En verdad se trata de un lugar de paz, donde puedes sentarte a contemplar y escuchar el romper de las olas contra las rocas y respirar ese olor a mar que en ocasiones parece que tienes un poco dentro de ti. Y qué decir de su localización, situada a la entrada marítima de la ciudad en el Parque Escultórico de la Torre de Hércules.
Además de este viaje a A Coruña, han visitado varias ciudades, habitado muchas habitaciones con sus maletas, tienen su historia repleta de fotos de todos los viajes y se han dejado mil caricias en cada esquina. Sin embargo, la sesión de fotos de su postboda decidieron hacerla ahí en Coruña, en los Menhires, el puerto, la plaza de María Pita, el monte de San Pedro. Cuando trabajas con ellos, descubren que tienen algo íntimo que poco tiene que ver con la costumbre. Allá donde estén a ratos uno enciende el fuego con una caricia y el otro le responde y lo mantiene vivo, y al revés. Da igual donde estén o donde decidieron las fotos, en cada instante en cada foto transmiten calma y seguridad, confianza y paz. Pero claro quisieron hacer esta sesión en un lugar tan mágico como su querida A Coruña, porque aunque Ana nació en Guadalajara, es coruñesa de adopción. Aquí os dejo su sesión de postboda por todos los lugares que visitaron en su primer viaje juntos y, cómo no, no podía faltar ese lugar tan mágico, los Menhires.